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Entrevista a Joaquín Jareño Alarcón - sobre la UCAM y los estudios de Humanidades

(entrevista y edición: Jean Lauand, 1-12-2000)

 

La Universidad San Antonio de Murcia (UCAM) es una universidad joven que, no obstante, ha alcanzado rápidamente madurez y personalidad propias. Creada en 1997 al amparo de la Constitución Apostólica Ex Corde Ecclesiae, trata de hacer compatible el desarrollo intelectual y educativo con una visión cristiana de la sociedad, cimentada en los valores evangélicos. Se trata de la primera institución de este tipo promovida y fundada por laicos; su presidente es José Luis Mendoza Pérez, laico personalmente comprometido con las actividades catequéticas, y es una universidad que ha tomado plena conciencia de la importancia que tiene la presencia de profesionales e intelectuales cristianos en este cambio de siglo y de milenio. Desde la Universidad se entiende que hay que dar una respuesta clara y coherente a los problemas e interrogantes que se le suscitan al ser humano de nuestro tiempo, y esto queda patente en todos los planes de estudio, donde una reflexión antropológica, ética y teológica toma cuerpo en diferentes asignaturas. Entendemos, por tanto, que fe y cultura van de la mano con una disposición armónica que pone de manifiesto la importancia que para el ser humano tiene una visión trascendente en la que hacer descansar la búsqueda de sentido. Esto podría explicar, quizás, la particular vigencia de una universidad como la Católica en estos momentos, a nuestro juicio tan necesitados de propuestas de este tipo.

P: La UCAM ha experimentado un crecimiento muy rápido en tan sólo unos años. ¿Hace esto que surjan dificultades de funcionamiento por el carácter bisoño de la Institución?

R: Es cierto que la Universidad ha crecido mucho en poco tiempo. Para nosotros esto tiene un sentido providencial, pero a la vez somos muy conscientes de que representa una exigencia alta de responsabilidad. Sólo si las cosas se hacen bien pueden salir bien. Y en ese empeño llevamos luchando todo este tiempo para que la coordinación se fortalezca continuamente. Los resultados son ciertamente notorios: actualmente formamos una comunidad universitaria de unos 4500 alumnos, y muchos chicos y chicas no pueden formalizar la matrícula porque no hay espacio para ellos.

P: ¿Cuál es la clave, pues, de la demanda que una oferta como la que supone la UCAM está teniendo?

R: Bueno. Una de las ideas-eje de nuestro funcionamiento, junto con la decidida impronta cristiana, es la de trabajar con firmeza para proporcionar una educación de calidad. Como anteriormente comentaba, queremos poner de manifiesto la importancia de una formación en valores, y a la vez  tratamos de que la relación educador-educando sea lo más estrecha y fructífera posible. Un ejemplo de ello es que sólo admitimos la existencia de dos grupos de alumnos por curso, con un máximo de 60 miembros en cada grupo. Esto hace inevitable que no podamos atender todas las solicitudes de matriculación, que han desbordado nuestras expectativas. Pero así tratamos de garantizar que nuestra dedicación como docentes no padezca de las mismas limitaciones que han afectado a otras universidades.

            Igualmente, tenemos el empeño de sacar adelante un ambicioso proyecto de tutorías, confeccionado por las profesoras Josefina García Lozano y Esther Muñoz. Conocemos bien el trabajo que al respecto se lleva a cabo en otros lugares, fundamentalmente en Gran Bretaña, y queremos superar lo que tradicionalmente se ha considerado atención al alumno. La personalización en la tarea educativa es algo, a nuestro juicio, fundamental para que dicha tarea produzca resultados óptimos. Todo alumno debe tener un tutor designado a lo largo de su carrera. De algún modo, esta persona se convierte en punto de referencia, que no es simplemente institucional, para que el alumno encuentre la orientación adecuada en el momento adecuado. Sabemos perfectamente que esto pudiera parecer un mero ideal, pero la UCAM lo ha aceptado como un elemento nuclear de su responsabilidad educativa. Por ello, también se ha diseñado un plan de formación para tutores, de manera que podamos hacer frente con realismo a las exigencias de la comunidad académica.

P: Una universidad de tales características, ¿no debería contar con su titulación propia de Humanidades? Parece que esto sería lo lógico en función de las expectativas que una universidad católica puede despertar.

R: Sí. Ciertamente eso es algo que ha estado presente desde el comienzo de nuestra Universidad. Por decirlo de una forma clara: es una vocación de la Universidad. Lo hemos hablado en multitud de ocasiones, y sólo estábamos esperando el momento apropiado para lanzar el proyecto. El año académico próximo queremos que vea la carrera de Humanidades en la UCAM. No es comprensible el trabajo de una universidad católica sin sus estudios de humanidades, y a pesar de los elementos en contra hemos preferido optar por la salida de la coherencia con el ideario. Somos conscientes de que la mentalidad extendida socialmente es la de encontrar inmediata utilidad laboral y económica a los estudios. Esto, añadido al desprestigio que desde numerosos sectores políticos y sociales se ha propiciado en relación con las Humanidades, ha hecho que hoy día sea difícil recuperar el auténtico valor de dichos estudios. No obstante, la propia sociedad comienza a reaccionar. Ya empiezan a apreciarse los resultados negativos de ese ostracismo en los planes de estudio para adolescentes. El gobierno español quiere proponer una reforma de las Humanidades para evitar las lagunas culturales y morales que comienzan a aparecer en los jóvenes españoles. Y esto es algo más que un simple síntoma de cómo están las cosas.

P: ¿En qué consiste, de modo algo más concreto, el proyecto de la UCAM?

R: Bueno, las directrices generales son las propias de la carrera, tal y como están establecidas oficialmente. Nosotros hemos querido llevar adelante un proyecto propio, partiendo de dichas directrices. Hemos dividido los estudios de Humanidades en itinerarios de especialización. Un primer itinerario está dedicado a estudios en Ciencias Religiosas. Con él concedemos un título propio de especialista en dichos estudios. Igualmente hemos creado otro itinerario dedicado a Ciencias Sociales y de la Familia. Por último, hemos querido establecer un puente entre los estudios humanísticos y el proyecto de construcción europea. Para ello establecemos el itinerario denominado "Estudios Europeos y Derechos Humanos". Nos interesa, por así decirlo, aportar un material humano que adquiera un compromiso con su sociedad y esté respaldado por un fuerte bagaje humanístico.

P: ¿Cuál es, en concreto, su papel dentro de todo el proyecto?

R: Yo actúo de coordinador, pero el trabajo lo llevamos a cabo entre un grupo de colaboradores entusiastas que están aportando continuamente ideas, y a los que nos une la pasión por las Humanidades. En este sentido, yo estoy enormemente satisfecho. Las expectativas se amplían continuamente, y el proyecto se va enriqueciendo de modo progresivo.