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El Turath en la Narrativa Árabe Contemporánea.
Reescritura de Viejos Temas: la Ciudad de Cobre
de Izz al-Din al-Madani

 

Ana Ramos Calvo
Univ. Autónoma de Madrid

 

El turath (herencia cultural) ha jugado un importante papel en el desarrollo de la narrativa árabe contemporánea, que ha fijado su interés en él, ya para reivindicarlo, como soporte de continuidad de una rica tradición literaria, ya como objeto de ruptura para liberar de sus ataduras, tanto en el fondo como en la forma, el necesario proceso de modernización.

A comienzos del siglo XIX, desde los nebulosos inicios del llamado “renacimiento cultural árabe”, tanto literario como de pensamiento (nahda), los intelectuales árabes vuelven los ojos a las grandes obras de la literatura clásica en cuya pureza de lenguaje y expresividad encuentran un motivo de autoafirmación, de satisfacción psicológica ante el alto grado de cultura alcanzado por sus antepasados, si bien, al mismo tiempo, el contacto con Occidente proporciona una serie de modelos en los que inspirarse. Se establece así un crispado debate entre las dos categorías de escritores, los que, aún sin descuidar su conexión con los tiempos modernos, se apoyan en los modelos clásicos y aquellos que tratan de revitalizar la literatura, adaptándose a las corrientes literarias consagradas en Occidente. En realidad se trata de un esfuerzo de modernización de técnicas y de temas más que de un renacimiento de la cultura árabe clásica [1] .

Durante la etapa comprendida entre las dos grandes guerras mundiales, que coincide con el nacimiento de los movimientos nacionalistas, la conciencia colectiva y el sentido de unidad se encuentran presentes en la literatura árabe, que minimizó cualquier tema no relacionado con la lucha contra el colonialismo, retornando en ocasiones con fervor a las fuentes para tratar de establecer paralelismos con gloriosos hechos históricos, no ya como modelos formales de continuidad, sino como cantera de símbolos, como reivindicación de una identidad [2] .

Una vez obtenida la ansiada independencia, los árabes que la saludaron con alegría y esperanza, creyendo en un “mundo feliz”, van cayendo poco a poco en la más profunda decepción, dando paso a un debate en el que se cuestionan viejos valores sociales, políticos y también estéticos [3] . Las nuevas generaciones de autores, muchos de ellos procedentes de capas sociales que hasta entonces no habían tenido acceso a la cultura ni vivido en edad adulta la lucha por la independencia, se muestran escépticos frente al proceso de modernización, buscando una vez más en el diálogo con la tradición la reafirmación de su identidad, si bien los modelos proporcionados por el turath son revisados y reutilizados, no ya como fuente de símbolos, característica de la etapa anterior, sino como sustento de ideologías. En los más comprometidos ideológicamente se observa un abandono de los temas de denuncia social por temas relacionados con una nueva denuncia de tipo ideológico para la que el realismo socialista, que caracterizó la producción literaria de los años que preceden a las distintas independencias, ya no resulta idóneo. Se imponen nuevos procedimientos estéticos, se estudian nuevas técnicas narrativas importadas de Occidente, que unas veces se incorporan, otras simplemente se prueban y en general son adaptadas. El autor oscurece a propósito la forma narrativa - en no pocas ocasiones por la necesidad de eludir la censura estatal- en un intento de aislar al lector de la realidad para transportarle a un mundo de ficción en el que poder transmitirle sus propias dudas con mayor libertad. Se inicia así una relación fructíferamente creativa con la tradición culta y especialmente con la oral, no solamente con la propiamente árabe, sino también con temas procedentes de otras culturas, especialmente en lo que se refiere a los aspectos maravillosos y el folklore del Antiguo Testamento, la Mitología Antigua [4] , lo maravilloso oriental - substrato este último de una de las obras más universalmente conocidas, Las Mil y Una Noches - sin olvidar ciertos personajes consagrados por la literatura universal, que son retomados con valor simbólico. [5]

En el imaginario occidental Las Mil y Una Noches son producto genial e indiscutible de la fantasía de los árabes, reconocimiento que ha inducido probablemente a éstos a reconsiderar su valor – tradicionalmente no figura en los cánones entre las obras de interés - [6] , de tal manera que para muchos autores árabes contemporáneos ha sido recurrente la utilización de su forma y contenido, ya como un texto de referencia, ya como fuente de mitos y tradiciones. [7]

Izz al-Din al-Madani y su Ciudad de Cobre

Entre los escritores que han encontrado en Las Mil y Una Noches motivos de inspiración se encuentra el tunecino Izz al- Din al-Madani [8] , principal representante - y el autor que mayor influencia ha ejercido en generaciones posteriores -, del movimiento al que se conoce como Corriente Formalista, fundado en la década de los años sesenta por un grupo de jóvenes narradores tunecinos, conocedores a fondo de las técnicas narrativas universales, que intentan generar una nueva literatura tunecina genuina, buscando especialmente una transformación en la forma - no subsidiaria de la que se hace en Occidente, pero tampoco encasillada en las viejas trabas a las que estaban sometidas las corrientes vigentes hasta entonces en la literatura árabe - en la que con técnicas propias de la literatura fantástica, tanto de la tradicional como de la contemporánea (sueños, visiones, apariciones, metamorfosis, talismanes...), trasladan la realidad a un plano onírico. [9]

La narrativa de al-Madani –este autor destaca asimismo, y quizás principalmente, por su producción dramática- se desvía, por el indiscutible carácter genuino de la forma, de los modos habituales de representar la realidad, con el objeto de modificar sustancialmente la percepción de ésta. Junto a una impecable construcción narrativa y un magistral estudio de los personajes – no en vano posee al-Madani formación como psicólogo, además de ser, como periodista, un buen observador- en sus novelas y relatos se encuentran, entremezcladas, las más variadas incursiones en las corrientes estéticas más actuales: historias sobre un escritor, que a su vez escribe una historia (ficción que habla de ficción, Metaficción) [10] ; acontecimientos imposibles que ocurren en un relato realista como una metáfora de la realidad (Realismo mágico) [11] ; otras veces serán las metáforas las que se convierten en realidad, fuera de la razón y del sentido común (Surrealismo) [12] y todo ello salpicado con toques de fina ironía, lo que le ha valido en ocasiones ser acusado de imitar a la nueva literatura europea.

Bajo el título general de Jurafat (Túnez, 1968)- expresión con la que son denominadas en árabe las narraciones con componentes mágicos - Izz al-Din al- Madani, presenta una serie de relatos que marcan una nueva dirección en la narrativa tunecina, mezclándose en todos ellos la realidad más actual con fábulas populares, dentro de una apariencia exterior que recuerda a las más tradicionales dentro de la literatura árabe. Parodiando la locura que depara un mundo futuro a la que conducen fatalmente la pasividad de los habitantes del actual, sometidos dócilmente a la insensata gestión de sus gobernantes, al-Madani recrea con un estilo original en La Ciudad de Cobre, relato incluido en esta colección, un mundo inexistente, pero real en el imaginario de la geografía fantástica árabe, que él hace revivir con sus dotes de buen narrador. Recurre al mito universal del viaje y conjuga diversos y variados elementos procedentes del turath, combinando sus motivos con la imitación de su lenguaje narrativo, que toma directamente ya de los escritores árabes medievales, ya de los narradores de historias profesionales, reelaborando todo según sus intereses. El elemento maravilloso le permite hacer vivir al lector en una época soñada, pero posible, en la que entremezclan mitos, arquetipos históricos y figuras simbólicas.

El autor proyecta continuamente el pasado sobre el presente y éste sobre el pasado, sin que las fórmulas temporales que utiliza (del tipo: érase que se era..., en aquellos tiempos..., habíase una vez..., etc...) le alejen de la realidad del hombre árabe actual, sirviéndose del relato de corte tradicional -para el que no existe ni un momento determinado, ni un único espacio geográfico- como instrumento para viajar en el tiempo. Sabe con certeza que, al construir su relato sobre la Ciudad de Cobre [13] , sus lectores árabes, ya desde el título, evocan la imagen familiar de una ciudad misteriosa y mágicamente inexpugnable, de amplia tradición en la narrativa popular. [14] Imagen que tampoco es ajena a un lector occidental conocedor de Las Mil y Una Noches, donde con algunas variantes se recoge esta historia, que se inicia en la Noche 572 y concluye en la Noche 578.

La reelaboración de un mito o leyenda, consagrados por la tradición, supone una intención en el autor de que su texto no sea comprendido en su significado literal por el lector, sino que supone en éste la capacidad y la libertad de interpretarlo metafóricamente [15] . Al- Madani, al localizar La Ciudad de Cobre en el tiempo actual rodeándola de las circunstancias propias de nuestros días, desarrolla su propia ficción sobre el material básico de la fábula y en su mismo cuadro geográfico- político, apropiándose de la trama del relato marco de Las Mil y Una Noches, así como de sus personajes y de su ambiente psicológico, lo que le excusa de toda presentación. El autor narra su historia a través de una nueva Shahrazad, quien se expresa con un lenguaje rebuscadamente sencillo [16] , que recuerda el estilo tradicional de esta obra universalmente conocida. Se establece así el buscado diálogo con la tradición, si bien desde un principio el lector es consciente de que se trata de un producto nuevo o al menos de una nueva versión, como parece indicar la anotación (bis) que acompaña a cada una de las unidades narrativas representadas en las “noches”, así como la presentación de la historia que hace la propia Shahrazad:

¿Has oído la Historia de la Ciudad de Cobre?. Se trata de uno de los relatos más placenteros, lleno de maravillas, de genios y de diablillos. Ningún ser humano lo escuchó antes que tú”.

La ciudad en el relato tradicional lleva inherente una carga simbólica de poderío y la Ciudad de Cobre une a esta característica otras primordiales consagradas por los viajeros medievales para ubicar los sucesos más fantásticos: una ciudad desconocida, rodeada de misterio, lejana y mágicamente inexpugnable. El autor toma de la tradición este espacio simbólico al que yuxtapone las peculiaridades de una ciudad contemporánea, con su sofisticada estructura social, su ambiente ruidoso y su febril y siniestra actividad. En este extraño lugar, donde confluyen la tradición y la más rabiosa actualidad, se desenvuelven con naturalidad los personajes de ficción en dos planos: uno, supuestamente real – representado por la narradora, que a su vez está inmersa en la urdimbre irreal de las Mil y Una Noches -, y otro imaginario y misterioso, donde la historia de los acontecimientos se va desarrollando en el mismo cuadro político en el que se enmarca el relato primitivo.

Cuenta la tradición que cuando el califa omeya Malik b. Marwan tuvo noticias de la existencia de la Ciudad de Cobre, “construida por los yinns para el rey Salomón”, escribió a su representante en el Magreb, Musa b. Nusayr, con la orden de que reuniera a sus mejores hombres para encontrarla y que le diera cuenta de su ubicación y características con la mayor premura.

En su particular versión al- Madani presenta también como asunto de Estado la búsqueda de una extraña y desconocida Ciudad de Cobre a la que accidentalmente llegaron la tripulación y los pasajeros de un avión accidentado. De vuelta el grupo en su país, la imposibilidad de volver a localizarla provoca la puesta en marcha de un complicado aparato burocrático en el que juegan un importante papel los agentes secretos especiales al servicio del Gobierno:

Noche 287 (bis)  Cuando llegó la Noche 287 dijo Shahrazad al rey Shahriar: “...Ha llegado hasta mí, ¡oh rey feliz!, que cuando el Jefe de los Servicios de Inteligencia conoció los informes de los espías y de los agentes especiales acerca de la Ciudad de Cobre, se puso inmediatamente en contacto con el ministro de Defensa, se reunió con él y le informó acerca de estos importantes documentos.... “¡Esto supone para nosotros un gran peligro! – exclamó el ministro -. ¡A menos que fuera posible obtener unos informes más detallados, para tomar la revancha?. ¿No podría alguno de tus agentes conseguir los planos, conocer el tipo de combustible y hacerse con la maqueta de la construcción?– y añadió a continuación- Convocaré al Parlamento para tratar esta cuestión. Seguidamente el ministro de Defensa mandó comparecer inmediata-mente al jefe de los Servicios de Inteligencia y le ordenó que enviase al más valiente, voluntarioso, inteligente y fuerte de sus espías, pero que a la vez fuera también el más paciente y de mejor carácter.

Realmente los informes sobre la misteriosa ciudad no dejaban de ser inquietantes:

...Tras haberse puesto una indumentaria especial, proseguían la visita de otras áreas de aquel campamento, cuando la tierra retumbó bajo sus pies y se puso a temblar el mundo entero Al cabo de unos instantes, oyeron un ruido espantoso, más fuerte que el estruendo de los truenos y los huracanes y vieron nublarse el sol a causa de un humo azul, que salía de la parte inferior de la columna, precediendo a un gran fuego llameante, y de repente se dieron cuenta de que, en un instante y a gran velocidad, la gigantesca columna de acero, entre fortísimos resoplidos, salió disparada hacia el cielo hasta perderse en el horizonte. Los pasajeros, al ver aquello, a punto estuvieron de desmayarse, de no ser porque el guía, para tranquilizarles, les dijo: “¡No os preocupéis!. Ésta es una base de pruebas nucleares y eso es un misil lanzado al espacio de manera experimental. Pesa más de un millón de toneladas, por lo que la tierra se partiría en pedazos si uno de ellos cayera ante nosotros”.

Como en todo relato fabuloso, juegan un papel importante extraños personajes, destinados a establecer una barrera de separación con el mundo conocido [17] . Unas veces están destinados a provocar repulsión:

... Al amanecer, el piloto, los viajeros y el agente (S.A.N.007) –nuestro espía -, comprobaron que la maquinaria del avión sufría una grave avería, por cuya causa se verían forzados a permanecer en aquel lugar uno o varios días, hasta su completa reparación y puesta a punto. Mientras se hallaban sumidos en sus pensamientos, de entre la espesura de aquellos extraños parajes aparecieron ante ellos unos individuos vestidos de harapos, con barbas endemoniadas, terriblemente feos y extremadamente delgados, marcados, al parecer, por las huellas de la enfermedad, la miseria y la desnutrición...

Otras veces su apariencia fuera de lo común infundirá temor:

...El agente (A.N.S.004) volvió al lugar del que había partido, derrotado y deprimido, habiendo acabado con todas sus provisiones, con su paciencia y con su esperanza. Apenas había puesto allí los pies, cuando vio ante sí un par de gigantes vestidos de negro de pies a cabeza, que con aires militares desenfundaron sus armas ...

Tampoco faltan esas figuras encantadoras, pero de aviesas intenciones, las sirenas, de cuyas malas artes advirtió Circe a Ulises, y de las que también se supo librar el agente S.A.N.005:

...Vio tres mujeres, bellas como lunas, que con señas le parecían estar diciendo: “ Ven hacia nosotras”. En aquel momento imaginó que entre ellas estaba la amada de su corazón, alta, rubia, de ojos azules como la profundidad del mar, y se enamoró de ella. Quiso volver a arrojarse muros abajo, como la primera vez, pero vaciló un instante e inconscientemente, las miraba bailar, recitar poemas, palmotear y despojarse de sus ropas, mientras iban desapareciendo poco a poco de su vista, atrayéndole como si dijeran: “Ven hacia nosotras”. Esta vez se mantuvo firme y se tapó los ojos con su diestra. De esta manera se libró de la estratagema que la gente de aquella ciudad había urdido para alejar de ella a todo el que quisiera asomarse o deseara entrar en ella....

Otros personajes creen a pie juntillas en la trascendencia de su obra, sin cuestionarse la posibilidad de estar siendo humillantemente utilizados:

Cierto día, cuando se hallaban visitando unas regiones de aquella tierra desconocida, los pasajeros vieron un número incontable de individuos que parecían hormigas - tan numerosos eran, todos ellos uniformemente vestidos y moviéndose al unísono- y que colocaban hileras de piedras unas sobre otras, bajo las órdenes de un hombre vestido de amarillo. Éste, situado en un lugar prominente, leía incesantemente números y fórmulas, que la megafonía transmitía retumbando. Aquellos seres, que no disponían de herramienta alguna, ni de trenes de carga, ni de remolcadores, y que solamente contaban con sus fornidos músculos y sus nervios templados, entonaban un cántico dulce y melodioso. Según les dijo el guía- intérprete, lo que cantaban, asimismo al unísono, era: “¡Reflexión, decisión, voluntad!. Levantamos muros con nuestros músculos, construimos ciudades con nuestras manos, erigimos fortalezas, torres y fortificaciones sobre nuestra fe, nuestro esfuerzo y nuestra cerviz”.

Las citas librescas sirven al autor para ironizar sobre la admiración desorbitada que la supuesta erudición de ciertos personajes produce en el ánimo de la gente. En este caso, y como si el autor quisiera proporcionar al lector una pista sobre el origen de la fábula que les narra, el sujeto de su ironía es un anciano ingeniero cartógrafo, famoso por su sabiduría a quien el Jefe de los Servicios de Inteligencia pide ayuda para localizar la extraña y potencialmente peligrosa ciudad:

...El ingeniero sugirió: “¿No será algo así como la Atlántida?”.

Luego, de repente exclamó: “¡Ya lo tengo, ya lo tengo!. Está citada en Las Mil y Una Noches”.

Sin saber a qué atenerse el Jefe de los Servicios de Inteligencia clavó sus ojos en el respetable ingeniero, reprochándole: “¡No está el momento para bromas!”.

El ingeniero se defendió: “¡Le juro por Dios que en mi juventud leí algo acerca de la Ciudad de Cobre en Las Mil y Una Noches!. Tiene que hacerse con esta obra, porque es el mejor libro de toda la Tierra, de la conocida y de la desconocida...

Las metamorfosis y los espejismos son componentes casi inevitables en todo relato fantástico y tampoco faltan aquí:

...El agente (S.A.N.006) se puso en pie y caminó a lo largo de toda la jornada por bosques y desiertos hasta que, al caer la tarde, vislumbró una montaña de cumbre azulada y rodeada de nubes, que parecían nieve, pero siempre que avanzaba hacia aquella elevada e inaccesible montaña ésta se metamorfoseaba, convirtiéndose en un cúmulo de enormes y terribles piedras y cada vez que se aproximaba a aquel montón, éste se transformaba hasta parecer una pared descomunal de altura inexpugnable, de color amarillo, chapada con placas de cobre, cuyas piedras lisas y alineadas reflejaban los rayos del sol, que se perdían en el horizonte...

Shahrazad confiesa a su hermana menor Dunyazad que se siente incapaz de poner punto y final a una historia, iniciada con el único propósito de impedir que su destino corriera la misma suerte que el de sus predecesoras en el lecho de un rey sediento de sangre y de venganza, pero que ha ido tomando vida propia:

Dijo Shahrazad: “Desde el principio he tenido la sensación de que esta historia actúa por sí misma, sin darme yo cuenta se va construyendo y en cuanto abro la boca, mi lengua habla por ella”.

Día a día la narradora, con el fin de prolongar la historia y con ella su propia vida, va inventando nuevas aventuras en las que distintos agentes secretos intentan desesperadamente, pero sin éxito, localizar e introducirse en la ciudad encantada. El autor, sin preocuparse demasiado de la lógica de las secuencias, expone de esta manera diferentes versiones del relato tradicional, a las que añade por su cuenta, y a veces sin guardar relación alguna, otros mitos y tradiciones, dirigiendo así un guiño de complicidad al lector quien, inmerso en el ámbito cultural en el que se desarrollaron, los identifica sin ninguna dificultad:

...Le explicamos que aquel muro formaba parte de las murallas de la Ciudad de Cobre, que fue construida por Noé y por los que con él habían escapado del Diluvio. También le indicamos que Noé y su familia habían abandonado la ciudad, concentrándose en ella sus enemigos: Gog y Magog [18] ... También le ordenamos que hiciera prisioneros a sus propietarios, trabajadores, sabios y diseñadores, recordándole que se trataba de una ciudad que había permanecido muerta durante siglos, olvidada por la Humanidad desde la Antigüedad... [19]

La aventura del agente A.N.S.009, refleja de manera aproximada la versión del relato, según se encuentra recogido en Las Mil y Una Noches:

... Al cabo de un rato de descanso, empezó a considerar lo que había a su alrededor, percatándose de que se encontraba en una ciudad. Se puso inmediatamente de pie y vio sus murallas amarillas del color del cobre, sus palacios imponentes, sus altísimas chimeneas, que no echaban humo, sus bellas casas, el curso corriente de sus ríos, sus frondosos árboles y sus coches suntuosos. Por cada milla tenía una puerta enorme, concretamente tenía siete grandes puertas y cada vez que el agente A.N.S.009 atravesaba una de ellas, ésta se cerraba tras de él, hasta que se cerraron todas las puertas y nuestro agente, el intrépido héroe, no sabía de qué manera salir de aquella extraña ciudad....

Distinta es la aventura del agente secreto S.A.N.003 a quien el destino le depara una desagradable sorpresa:

El caso es que cuando este agente llegó junto a la Ciudad de Cobre y se aproximó a unos cuantos metros de sus imponentes muros, cayó sobre él una nube de polvo parecido al cobre que le cubrió, amontonándose a su alrededor. El agente sintió entonces por todo el cuerpo el picor de aquel polvo amarillo, como si le estuviera atacando todo un hormiguero. Se rascó una y otra vez por todas partes, pero cuanto más se rascaba, el picor iba en aumento dolorosamente, hasta que el cuerpo entero se le puso rojo. Al instante vio cómo se le iban abriendo poco a poco los poros de su piel, saliendo de ellos una sustancia amarilla, como pus. Además de todo esto se le inflamaron las articulaciones, las venas, la garganta, los labios y las manos. De repente cayó al suelo temblando, gritando y pidiendo compasión. Pero la lepra empezó a comérsele la piel, después de que ésta se pudriera. Así murió el agente( S.A.N.003), ante la Ciudad de Cobre sin, de modo alguno, haber podido penetrar en ella [20] .

El autor recurre al sueño para hacer vivir al agente S.A.N.005, en medio de una horrible pesadilla, otra de las versiones más conocidas de la historia de esta ciudad [21] :

... El agente (S.A.N.005) puso todo su empeño en hallar una puerta o una vía de acceso, pero fracasando en su intento se decía: “¿Qué estrategia podría yo idear para entrar en esta ciudad?” - y añadió: “Es absolutamente necesario que encuentre una puerta o al menos alguna hendidura”. Y se puso a pensar en el asunto detenidamente. Como primer paso decidió rodear la muralla, con la esperanza de descubrir grietas en sus enormes paredes, que él agrandaría para abrirse un paso hacia la ciudad a través de ellas. Tras caminar durante una hora, se encontró de regreso en el mismo lugar, completamente maravillado de la extensión y altura de aquellos muros. Después se dijo: “Sin duda éste es el punto más fácil”. Y allí permaneció hasta que cayó la noche y se fue en busca de sus provisiones. Se durmió con un sueño agitado en el que se vio colocando una escala de cuerda por la que subía hasta llegar a lo más alto y, poniéndose de puntillas, se asomaba a la ciudad y se ponía a aplaudir, gritando con todas sus fuerzas: “¡Qué bonito, qué bonito!”. Después se precipitaba al interior, haciéndose papilla. Acto seguido volvía a hacer la misma operación una y otra vez y siempre se moría y siempre revivía hasta quedar destrozado [22] .

En cuanto al agente A.N.S.004, le toca vivir una pesadilla surrealista en la que diferentes sucesos de su vida se le mezclan en el subconsciente hasta el punto de hacerle perder la razón:

...Mientras iba caminando se imaginó que con enorme poderío y éxito arrollador había conseguido penetrar en la ciudad. Se vio a sí mismo en pie en el centro de una gran calle, ancha, flanqueada por árboles y estatuas amarillas de cobre.... Y después de todo eso se imaginó que volaba a lomos de un caballo picazo de pura raza, que le depositaba las afueras de la ciudad y caía rodando. Después se figuró que iba a otra ciudad y recordó de repente que estructuralmente se parecía a la Ciudad de Cobre, sólo que aquella estaba habitada por un gran número de mujeres, recordando asimismo que había jugado a las cartas con ellas en un club nocturno, que había ganado y que jugó después a la ruleta donde perdió todo su dinero. Súbitamente recordó su primer amor. Aquella bella joven de ojos oscuros, pelo negro y mirada tierna; la misma muchacha que le envidiaban sus amigos, en los tiempos en que era un adolescente impulsivo. Después recordó a la segunda, a la tercera y a la cuarta y sin saber cómo se sorprendió sonriendo, viéndose a sí mismo participar en una ruidosa manifestación y también recordó que no había llegado a cumplir los veinte años: la policía disparó y él saltó por los aires, dejando atrás un cuerpo inerte, que se debatía por última vez en su propia sangre..... Recordó luego que estuvo empleado como publicista en un periódico mediocre... y se quedó perplejo al recordar el día en el que fue nombrado agente especial de los Servicios de Inteligencia del Gobierno. Los recuerdos, los ensueños y las visiones se le fueron amontonando hasta enturbiársele la razón.

Al llegar la noche 296, Shahrazad – y a través de ella el autor- se dispone a poner fin a su historia, proponiendo, como es habitual en las obras modernas de ficción, en un final abierto distintos y arbitrarios desenlaces, todos ellos encabezados por un buen repertorio de verbos utilizados por la narrativa tradicional para indicar imprecisión. Invita de este modo a sus lectores, a desarrollar su imaginación, eso sí, con el riesgo de que algunos de ellos, movidos por el deseo humano de hallar certezas y resolver conflictos, se sientan insatisfechos y hasta posiblemente estafados:

...Y dijo Shahrazad, esforzándose por mostrarse agradable: “Mi querido y paciente rey, esta noche concluiremos la historia de la Ciudad de Cobre, si bien, para su final existen diferentes hipótesis. Supongamos que el agente secreto (N.A.S.003) no entró en la ciudad. ¿Qué podría haber sucedido? :

Los dos hombres vestidos de negro de pies a cabeza no se fueron, por el contrario, se quedaron mirándole de medio lado, altiva y desdeñosamente, marchando militarmente ante él. A continuación le ordenaron: “Apoya tu espalda en la pared y permanece de pie sin moverte ni una pizca, cierra los ojos y deja quietas las manos”. Y así lo hizo el agente (N.A.S. 003), dócilmente, visiblemente resignado. Después, con paso militar, se apartaron unos cuantos metros de él, hicieron alto y desenfundaron sendas pistolas, grandes y negras, las frotaron repetidas veces, alzaron los brazos, apuntaron al espía y dispararon dos tiros. Seguidamente abandonaron el lugar con paso militar, dejando tras de sí un cadáver yerto, que había perdido el sentido de la voluntad.

Supongamos que el espía no murió, ni vio a los dos desconocidos hombres de negro, ni éstos fueron hacia él para ejecutarle. Tampoco estuvo dando vueltas alrededor de las murallas durante, aproximadamente, una semana, sino que entró en ella, la conquistó y la sometió, pero las sirenas le encontraron y una ellas le sedujo, permaneciendo allí feliz y en paz hasta el final de sus días.

Digamos que el espía permaneció ante los muros de la Ciudad de Cobre, esperando refuerzos mucho tiempo, una eternidad, pero ningún avión vino a rescatarle y que murió esperando.

Presumamos que cuando el espía se arrojó en paracaídas sobre el cielo de la Ciudad de Cobre, un espejismo le deslumbró y se perdió en el desierto.

Figurémonos que cuando el espía cayó del avión incendiado, se encontró en un desierto por cuyas dunas estuvo andando hasta el atardecer, cuando sediento y hambriento vio centellear un espejismo de color amarillo.

Imaginémonos que el jefe de los Servicios Secretos había leído cierta novela de espionaje, quedando grabada en su mente hasta el punto de construir una ciudadela imaginaria, a la que designó como la Ciudad de Cobre, hablándole de ella al ministro de Defensa quien, creyéndola real, la reportó al Presidente del Gobierno, el cual le dio crédito. Cuando se comprobó que este asunto había resultado ser absolutamente nada, el jefe de los Servicios Secretos fue destituido, el ministro de Defensa fue relevado de sus funciones y el Presidente del Gobierno, depuesto, imponiéndose la Revolución en el país.

Supongamos, mi querido rey, que me veo a mí misma mirar en un espejo que a su vez me mira y que mi imagen se refleja en un segundo espejo y esa imagen refleja la imagen y así hasta el infinito, como si yo no existiera, como si no fuera nada.

Imaginémonos que la Historia de la Ciudad de Cobre es solamente un vacío que gira vertiginosamente como un torbellino, que no ha sido más que un profundo sopor”.

Con una punta de humor al- Madani mezcla en su relato las aventuras fantásticas de las novelas de espionaje, que distraen la mente del hombre contemporáneo, con las ingenuas fábulas que llenaron los ocios del ciudadano medieval, dejando traslucir una intención política evidente, que constituye una de sus tesis, subyacente en la mayor parte de su obra: denunciar la ambición y la estupidez de los gobernantes de todos los tiempos, de la que son víctimas inocentes sus gobernados, ajenos al juego de los políticos [23] .

El dominio del país desconocido, buscando un hegemónico poder sobre la Humanidad, fue el motivo que movió al califa medieval a enviar a sus espías a localizar la fabulosa Ciudad de Cobre en algún lugar perdido de los desiertos de al- Andalus. Idéntica intención empuja al prepotente jefe de Gobierno de este relato de al- Madani, en cuya boca el autor pone palabras que no dejan de resultarnos familiares:

La paz está en peligro. Nuestra obligación es proteger al mundo del desastre de los misiles. No tenemos más remedio que defender nuestra existencia de las infernales armas nucleares. Destituya Ud. inmediatamente al jefe de los Servicios de Inteligencia, destitúyale delante de sus agentes, despójele de sus condecoraciones ante los ujieres y destiérrele a una guarnición militar o a una isla lejana por no cumplir satisfactoriamente con sus obligaciones ni asumir sus responsabilidades, que le fueron encomendadas con su asentimiento, de manera idónea y conveniente. Deténgale de forma violenta, hágale morir de desesperación en una mazmorra y sustitúyale por un hombre resuelto, intransigente, duro, que no conozca la compasión ni la debilidad. Somos los defensores de la paz en el mundo. ¿Cómo podríamos permitirnos ser negligentes con el destino de la Humanidad y con su libertad?.



[1] Sobre el amplio debate surgido sobre la presencia de la tradición en la literatura árabe contemporánea véase como muestra entre otros: “The Arab heritage in Contemporary Arab Discourse”, en Boullata, Issa,J., Trends and Issues in Contemporary Arab Thought, Albany, State University of New York, 1990, pp.11-56.

[2] La novela histórica basada en las biografías de los grandes héroes de la antigüedad se encuentra en su apogeo en esta etapa, acusando una gran influencia del teatro francés de la época (sirva como ejemplo la cuadrilogía del siro- libanés Ma’ruf al-Arna’ut (1892-1947) : Sayyid Quraysh, Damasco,1929; Umar ibn al-Jattab,Damasco,1936; Tariq ibn Ziyad, Damasco,1942 y Fatimat al-batul,Damasco,1942). Asimismo las grandes hazañas bélicas del pasado sirven como ejemplos para el presente. Uno de los casos más representativos es la histórica Batalla del Río Majazin, Alcázarquivir o de Los Tres Reyes,- inmortalizada por la literatura universal- que ha inspirado a buen número de literatos marroquíes en los campos del ensayo, la poesía, la novela y el teatro (sobre este tema véase, A.Ramos,“La batalla del río Majazin en la literatura marroquí contemporánea” en, Actas de las II Jornadas de Cultura Árabe e Islámica, Madrid, I.H.A.C., 1980, pp.479-486). Sobre novela histórica árabe véase L.Comendador, Novela Histórica Árabe, Cuadernos de la Escuela de Traductores de Toledo, Toledo,2.002.

[3] Para los cambios experimentados por la narrativa árabe, basados en la evolución socio-política y cultural de la sociedad árabe en sus distintas regiones a partir de esta etapa véase el artículo de Sabry Hafez “The transformation of reality and the Arabic novel’s aesthetic response” en Bulletin of the School of Oriental and African Studies, University of London, vol LVII, Part I,1994, pp.93-112.

[4] Se toman temas del Antiguo Testamento ( Halim Barakat, Sitta Ayyam Beirut,1961), muchos otros son proporcionados por las civilizaciones antiguas, propias de cada región (Umar ibn Salih, Astartut, Túnez1984), el Egipto faraónico y sus mitos constituyen un especial foco de interés para los autores egipcios ya desde los años cuarenta del pasado siglo (Naguib Mahfuz Radubis,1943), especialmente en lo que se refiere al teatro (Ali Ahmad Bakatir, Isis,1957; Osiris,1959).

[5] Don Quijote, por ejemplo, es uno de los personajes más reconocidos en la literatura árabe actual, siendo tratada su figura desde ángulos muy diferentes. El escritor sirio Hani al-Rahib (1938), es uno de los autores que utiliza con gran carga ideológica la figura de este personaje, transportándole a los medios intelectuales sirios de los años setenta en el relato titulado “Dun Qishut” (en la colección Djara’im Dun Qishut, Damasco,1978); sobre este relato véase, A.Ramos “O escritor sirio Hani al-Rahib en Collatio, 1998, pp.49-66, http://www.hottopos.com .Para el simbolismo de este personaje en la literatura árabe actual véase, M.J.Viguera, “El arabismo de Don Quijote” en Don Quijote, Instituto Cervantes, Ammam,1999,pp.1-19.

[6] En realidad mucho antes de su redacción, tal como la conocemos, en el s.XV, la mayor parte de los cuentos y leyendas contenidos en esta obra ya habían sido incluídos en los libros árabes medievales de geografía descriptiva, recogidos en los libros de viajes tan inclinados a repetir las fábulas ingenuas e hipertrofiadas de los viajeros, muchas veces transmitidas oralmente y modificadas, según los gustos, a través de los tiempos. El historiador al-Mas`udi ( muerto en 956) cuando cita relatos de este tipo traducidas del persa habla de Los Mil Cuentos y de las aventuras de Simbad, éstas bajo el título de La Historia de los Siete Visires , (véase Demombynes, Gaudefroy, Les Cent et Une Nuits, Paris, Sindbad, 1982).

[7] La lista de autores que se han inspirado en esta obra sería interminable, destacaremos entre los más destacados a: Tawfiq al-Hakim (Shahrazad, 1934 ), Taha Husayn (Ahlam Shahrazad,1943), Naguib Mahfuz (Laylah min layali alf laylah,1982) Hani al-Rahib, (Alf laylah wa-laylatan,1977), etc. Asimismo muchos estudiosos occidentales han dedicado interesantes trabajos a diferentes aspectos del contenido y la forma de Las Mil y Una Noches, entre ellos: Richard van Leeuwen, “Space as Metaphor in Alf Laylah wa-Laylah” en Pinault, David., Story-telling techniques in The Arabian Nights , Leiden,1992.

[8] Izz al-Din al-Madani, nació en Túnez en 1938. Licenciado en Sociología por la Universidad de Túnez, ha cultivado diferentes géneros literarios,entre ellos: teatro( Thawrat Sahib al-Himar, Diwan Thawrat al-Zandj, Rihlat al-Halladj, Muley al-Hasan al-Hafsi, etc..); relato corto (Jurafat, Min Hikayat hada-l-Zaman, etc...); novela (Al-Insan al-Sifr); estudios críticos (al-Adab al-Tadjribi etc...). ha trabajado como periodista en la Agencia TAP, es colaborador de las principales revistas literarias tunecina como al-Fikr y al-Lugat, y autor de guiones para cortos y largometrajes.

[9] Figura representativa de esta Escuela Formalista y también uno de sus principales animadores es Samir al-Ayadi (n.1947), poeta, actor y autor de una serie de relatos, recogidos bajo el título Sajab al-samt(Túnez,1970), en los que, recurriendo al mundo de los sueños, expone la impotencia del escritor frente a una sociedad hostil, experimentando para ello en las más variadas técnicas: digresión, monólogo interior, puntos suspensivos, vuelta al pasado etc. Dentro de la misma tendencia se encuentra Mahmud al Tunsi, pintor y escritor en cuyos relatos incluídos en la colección Fada, Túnez,1970, se puede apreciar la influencia de técnicas pictóricas como el claro- oscuro para producir una impresión al lector de hallarse ante cuadros abstractos. Ya anteriormente otra gran figura de las letras tunecinas, Mahmud al-Mas`adi, representante típico del biculturalismo magrebí, ( al-Sudd, 1955, Haddatha Abu Hurayra, 1973, Mawlid al-Nasyan,1974, etc..), extrae sus personajes de la historia o del mundo de las fábulas y las leyendas, utilizando técnicas tradicionales pero mostrando al mismo tiempo su dominio de la narrativa moderna. Este deseo de escapar de la realidad, experimentando en las distintas corrientes ya consagradas en Occidente, que se inicia en los años sesenta del pasado siglo, es general en la literatura árabe, (v. R.Montoro Murillo, “Hacia una relectura contemporánea de los tradicionales mitos árabes”, en Oriente Moderno,16,77 II-III,1997,1998 pp.133-141).

[10] Muestra de este tipo de narración es su relato “Los libros quemados”, incluido en la colección Min Hikayat hada-l-zaman Túnez, 1982 (traducida al español por A. Ramos en, Del Atlas al Tigris, Relatos Árabes de Hoy, CantArabia, Madrid, 1985, pp.53-59).

[11] Esta corriente, seguida de manera destacada por autores ibero- americanos, se encuentra asimismo representada en la nueva literatura árabe, por las posibilidades que ofrece para narrar convulsas circunstancias históricas o personales, difícilmente representables en discursos realistas.

[12] La utilización de muchas de estas corrientes, entremezcladas, es habitual en la obra narrativa de al-Madani, siendo representativo el inquietante relato, “Muftaraq al-turuq” ( en la colección Jurafat, Túnez,1968) en el que la realidad, como una angustiosa pesadilla, queda fuera del mundo de la razón y del sentido común..

[13] La Historia de La Ciudad de Cobre ha sido tema de frecuente elección entre los autores árabes, que encuentran en este antiguo relato una fuente de símbolos y mitos, que son reutilizados con diversos fines. (Véase Anna Zambelli Sessona, “The Rewriting of the Arabian Nights by Imil Habibi”, en Middle Eastern Literatures, vol.5,nº1,2002, p.31).

14 La historia de esta ciudad es recogida con ligeras variantes en los tratados de geografía descriptiva medievales, íntimamente relacionados con el mundo de los viajeros, donde acontecimientos reales se entremezclan con las más fantásticas descripciones de lugares, objetos y sucesos maravillosos y extraordinarios. La historia se compone de elementos muy diversos: ante todo presenta un relato propiamente semítico, relacionado con el ciclo del rey Salomón, al que se añaden sucesos reales, agrupados en torno a la figura de Musa b. Nusayr, el conquistador de España. El relato se completa con un repertorio de historias mágicas, procedentes probablemente de Asiria y Egipto. ( Para un estudio del origen y variantes de esta historia véase, Juberías, Julia, La península imaginaria: mitos y leyendas sobre al-Andalus,Madrid, CSIC, 1996. Para una versión del relato medieval véase, Abu Hamid al-Garnati, Tuhfat al-albab (Estudio, traducción y notas por Ana Ramos), Madrid, CSIC,1990, pp.39-43. Para un análisis de la historia véase Pinault, David, Story Telling Techniques in The Arabian Nights, Leiden, N.York, Brill,1992, pp.148-231; Andras Hamori, On the Art of Medieval Literature, Princeton, Princeton University Press, 1974, pp.145-163.

[15] Sobre el espacio como metáfora literaria véase Richard Van Leeuwen, “Space as a Mataphor in Alph Laylah wa- Laylah”, donde se puede encontrar un estudio detallado de diferentes ciudades en Las Mil y Una Noches, entre ellas, precisamente La Ciudad de Cobre , en Neuwirth, Angelika (coord), Myths, historical archetypes,and symbolic figures in Arabic literature, Beirut,1999, pp.493-505).

[16] Se trata en realidad de un lenguaje extremadamente culto, al que el autor reviste de apariencia de relato popular tradicional. mediante la apropiación de fórmulas tradicionales de tiempo, de transición, de modo, de diálogo, frases hechas, refranes, rimas, etc...

[17] Los personajes de estas obras de ficción, elaboradas sobre una precedente, son reales, pero habitualmente presentan alguna rareza, anomalía o exageración cómica, quedando excluidos del esquema de lo que se podría denominar, “gente corriente”.

[18] Gog y Magog son los pueblos irreales citados con proyección escatológica tanto en el Corán (XXI,96) como en la Biblia (Gen.,X-2; I Crón.,!, Apocalipsis, 208 etc.), cuya existencia es admitida por la práctica totalidad de los geógrafos medievales.

[19] Precisamente la imagen de la muerte, de la brevedad de la vida, representada en las inscripciones grabadas en planchas de esta ciudad encantada, es el motivo que toma de esta historia Imil Habibi, en su novela al-Waqa’i al-ghariba fi ikhtifa’ Sa’id Abi-l-Nahs al-Mustasha’il (Véase Anna Zambelli Sessona art. cit.)

20 A cualquier lector familiarizado con la cultura árabo- islámica, este pasaje no puede menos que recordarle la trágica derrota del gobernador abisinio Abraha al-Ashram en sus intentos de destruir La Meca en el año llamado del Elefante (en el que supuestamente nació el Profeta), cuando un ave misteriosa llamada Ababil, arrojó sobre él mismo y su ejército una nube de finas piedras que les provocó tales picores que supusieron su aniquilación. Según apunta el gran tradicionista medieval Wahb b.al-Munabbih en su Kitab al-Tidjan, “Fue aquella la primera vez que se vio el sarampión y la viruela en la tierra de los árabes” .

[21] En esta aventura el autor sigue de cerca la versión que recoge el viajero Abu Hamid el Garnati en su Tuhfat al-Albab (véase nota 14).

[22] La tradición relaciona las fallidas tentativas de quienes tratan de acceder a la Ciudad de Cobre con un talismán mágico, una piedra que provoca en cuantos se asoman a sus muros unos terribles ataques de risa, que los deja extenuados, produciéndose su caída al interior, donde presumiblemente encuentran la muerte. Algunos geógrafos medievales, entre ellos Ibn al-Faqih al-Hamadani, denominan a la ciudad por el nombre de esta piedra- talismán, al-baht, (véase Ibn al-Faqih , Kitab al-Buldan, Bibliotheca Geographorum Arabicorum, V, p. 84), que algunos autores identifican con la piedra del águila, al que la fantasía popular atribuye propiedades maravillosas, entre ellas la de atraer a los hombres y provocarles ataques de risa.

[23] La idea del pueblo soberano que debe regir sus destinos, en contraste con la injusticia, a lo largo de la historia, de todo poder establecido, se encuentra presente en una gran parte de la obra del autor. En este sentido es representativa la pieza teatral, Muley al-Sultan al-Hasan al-Hafsi, Libia-Túnez, 1977 (sobre esta pieza en concreto véase: A.Ramos “Literatura árabe contemporánea:dos ejemplos tunecinos”, en Homenaje al prof.Jacinto Bosch Vilá, Granada, 1991, pp.795-806).